El hallazgos se deriva de un análisis en el que participaron más de 1,000 estudiantes de sexto grado de Michigan que participaron en el programa Proyecto escuelas saludables, que se lleva a cabo en 13 escuelas de educación intermedia de todo el estado.
«Para los niños que están muy gordos quizá se deba tomar en cuenta la prueba genética», señaló la autora principal del estudio, la Dra. Kim A. Eagle, cardióloga y directora del Centro Cardiovascular de la Universidad de Michigan, en un comunicado de prensa del centro.
«Para el resto, mejorar la actividad física, reducir el tiempo de ocio frente pantallas y mejorar el valor nutritivo de la comida escolar ofrece una gran promesa para iniciar un cambio en las actuales tendencias de obesidad infantil».
Los hallazgos del estudio aparecen en una edición reciente de American Heart Journal.
Los autores apuntaron que, en 1980, apenas el 6.5 por ciento de los niños estadounidenses de 6 a 11 años eran obesos, pero que ese porcentaje aumentó a cerca de 20 por ciento para 2008.
El estudio reciente encontró que el 15 por ciento de los participantes eran obesos. Y casi todos tenían malos hábitos alimenticios.
Cerca de un tercio de todos los estudiantes apuntaron que habían tomado un refresco el día antes, mientras que menos de la mitad dijo que recordaba haber consumido dos raciones de frutas y verduras en el mismo espacio de tiempo.
Y aunque el 34 por ciento de los niños no obesos almorzaban en la cafetería de la escuela, esa cifra aumentó a 45 por ciento entre los estudiantes obesos.
Sólo un tercio de todos los niños informó que hizo una media hora de ejercicio durante cinco días en la semana previa. Los niños obesos eran mucho menos propensos que los que no lo eran a participar en un ejercicio regular o en las clases de educación física, y menos propensos a pertenecer a equipos deportivos.
Entre los niños obesos, el 58 por ciento informó que había visto dos horas de televisión el día antes. En comparación con el 41 por ciento de los niños no obesos.
El hallazgo contradice el trasfondo de la nueva ley del gobierno federal, «Healthy, Hunger-Free Kids Act of 2010» (Ley para Niños Saludables y Libres de Hambre de 2010), diseñada para fomentar la creación de menús escolares más saludables para los 31 millones de niños de todo el país que comen actualmente a través de programas basados en la escuela.
Fuente: HealthDay, University of Michigan Cardiovascular Center