«Hay que tener en cuenta que se puede a jugar a tenis o a cualquier otro juego sentado, sin hacer casi ejercicio. Aunque nos obligue a movernos, nunca se puede tomar como un sustitutivo del deporte», advierte Pou.
Por el contrario, este tipo de juguetes puede tener efectos negativos sobre la salud. «En ocasiones la intención del juego es fomentar el ejercicio físico, pero lo que puede causar en realidad son situaciones de elevado estrés perjudiciales para el menor», explica el experto.
Por otro lado, los pediatras también alertan sobre las consecuencias de los videojuegos violentos y el uso de teléfonos móviles a edades tempranas. «Un uso prolongado de juegos violentos favorece una menor atención en la escuela, sedentarismo, obesidad y violencia, y puede incluso afectar al desarrollo de su personalidad y a las relaciones sociales», asegura Pou.
«Los móviles no pueden ser considerados como un juguete porque los niños no están preparados para utilizarlos. No sirve para su desarrollo y abre un camino evolutivo para el que no están aún capacitados. Es como si les regalásemos un coche», añade el experto.
Por ello, los pediatras insisten en la necesidad de adquirir juguetes olvidándose de las modas y pensando exclusivamente en la edad, las habilidades y la afinidad con el niño. Además, recuerdan que todos los juegos deben contar con la identificación de homologación de la Comunidad Europea (CE).
«Algunos juguetes fomentan la psicomotricidad (como los de destreza, que obligan a utilizar dos sentidos vista-mano u oído-mano), otros trabajan la creatividad o la cooperación (deportivos, principalmente) y otros los valores sociales, como los disfraces o los muñecos. Dependiendo de cada edad, se tiene que elegir el más conveniente», concluye Pou.
Fuente: EP